Hemos entrado a Brooklyn 45 con las dudas de lo que veríamos. El póster y su sinopsis da la idea de una película pequeña con rollo ouijas y con actuaciones que o son buenas, o no aguantará la película por ningún lado.
Pues efectivamente es eso, y Brooklyn 45 ha sorprendido en general. La película de la sección Panorama de Sitges, con una duración ajustada, y que sin duda podría ser una obra de teatro, mantiene el interés y lo hace dando vueltas a un rollo espiritista, a los personajes, todos ellos veteranos del ejército y de la segunda guerra mundial y sus paranoias y locuras que les ha dejado el cerebro cruzado en una guerra como esa contra los nazis.
Como digo, la película es de esas que podría ser una obra de teatro, ya que sucede en un pequeño piso de Brooklyn donde todos ellos van para una cena-homenaje a la mujer del que allí habita, la cual ha muerto.
Mostrando ya desde un inicio las pequeñas rencillas que hay entre algunos de ellos, y las relaciones y las ideas que tienen unos sobre otros, la película plantea un tipo de ouija para ver si hay vida más allá de la muerte.
La película podría haber desvariado mucho más, pero sigue un tono sobrio e incluso realista que sorprende. Me gusta bastante cuando coge esa paranoia anti-nazi de la época y que le da una capa más a lo que normalmente sería más sencillo.
Así que tras hora y media de película, salimos bastante contentos de esta pequeña película americana que podéis tener en cuenta sin duda.
