Centurión: La historia de Roma, una vez más

CenturiónDespués de Dog Soldiers (2003), The Descent (2005) y Doomsday (2008); Neil Marshall nos ambienta en Gran Bretaña en el año 117 d.C, para narrarnos la historia de Centurión. Quinto, es el único superviviente de un brutal ataque a un fuerte romano. Tras quedarse solo, es encontrado por la novena legión de Virilio, a la que finalmente se acaba uniendo.

Durante una emboscada, el general Virilio es retenido y hecho prisionero. Así, Quinto se pone al frente de los seis hombres que han sobrevivido al ataque. A partir de este momento, la figura de Quinto, como soldado romano, va a predominar sobre los demás. Su principal cometido, además de salvar sus propias vidas, será liberar al general Virilio. Pero no será tarea fácil, pues un grupo de pictos, liderados por Etain, los perseguirá a diestro y siniestro con un único fin: venganza.
Para empezar con este trhiller épico, Neil Marshall, hace uso de una voz en off que sirve para ponernos en situación. Pero los primeros minutos en los que parece que vamos a disfrutar de una trepidante historia de romanos, son sólo fachada.

Es una historia de romanos sí, pero típica como cualquier otra. Quizás el principio de la película, cuando aún no le ha dado tiempo a Neil Marshall para defraudarnos, serán los mejores y los únicos minutos de calidad. El resto del film transcurre rápido y con un guión demasiado pobre, y un argumento vacío.

Y no, ni siquiera los personajes sirven (como en muchas ocasiones) para salvar la película. Marshall los ha dotado de una caracterización tan planta y estereotipada, que hacen previsible hasta el más mínimo detalle. Porque así es Centurión, la típica película, en la que a los 45 minutos (y sólo dura 97, asique imagínense) vaticinas el final, sin problemas. (Y sí, llega el último minuto y te das cuenta de que estabas en lo cierto).

Quizás, Marshall podría haber buscado otra salida, otro resquicio, que hagan que la película se salve, y valga un poco (sólo un poco) la pena. Podría “haber sacado jugo” con las muchas (pero no variadas) escenas de lucha a lo largo de la película, pues la acción, la sangre, y por qué no, la velocidad de los movientes, podrían haber ayudado a sensibilizar al espectador y a meterle más en acción. Podrían haberlo hecho, eso si la lucha, o las batallas no durasen sesenta segundos.
Por no hablar ya, de la pequeña e insignificante historia de amor, que se da en la película, y que Marshall parece haber metido en el guión deprisa y corriendo, para rellenar. ¡Cómo si las historias de amor no estuviesen vistas en este tipo de películas! De nuevo, otra mala elección de Neil. 

Pero no todo en este film es desechable. Que Neil Marshall ha acertado en dar el papel de Quinto, protagonista de Centurión, a Michael Fassbender, es algo irrefutable. Porque si algo merece la pena de la película es su interpretación. No ya sólo su presencia en escena, que da totalmente el pego. Sino su interpretación a lo largo de toda la obra es excelente. No es de extrañar, que digan que está pasando por su mejor momento como actor. Además que es su primer papel principal, después de 300 o malditos bastardos como actor secundario.

En definitiva, Centurión no es una película por la que merece la pena pagar una entrada de cine. Y sí, es la típica que puedes elegir un domingo de tarde, para ver en el sofá tranquilamente, y a las muy malas, por qué no, echarte una cabezadita.

Lo mejor de la película: la interpretación de Michael Fassbender.

Lo peor: todo lo demás.

Valoración final: 1/5 

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