Con derecho a roce

[xrr rating=2.5/5]
Nuevamente nos encontramos con una película dirigida por Will Gluck en la que sigue apostando por el género de la comedia. Después de Guerra de Cheerleaders y Rumores y Mentiras; el director vuelve con una comedia romántica protagonizada por Mila Kunis y Justin Timberlake.
Si echamos la vista atrás, hace no mucho nos encontrábamos con un film protagonizada por Ashton Kutcher y Natalie Portman  (Sin Compromiso). Si ahora vemos el argumento del largometraje de Gluck nos topamos con exactamente lo mismo: amigos con derecho a roce, que son reacios al compromiso. La película trata sobre una joven cazadora de talentos de Nueva York (Mila Kunis) que  convence a un potencial nuevo empleado (Justin Timberlake) a que acepte un trabajo en la Gran Manzana. A pesar de la atracción que sienten el uno por el otro, ambos se dan cuenta de que representan todo aquello de lo que huyen en una relación y deciden dejar todos los sentimientos a un lado y mantener una relación estrictamente en el plano físico.
Una trama a simple vista nada llamativa. Sabido es, que las comparaciones nunca fueron buenas, pero no está de más decir, que entre estos dos largometrajes (Sin compromiso y Con derecho a roce), la película de Will Gluck gana la partida y por goleada.
Para empezar, en Con derecho a roce (Friends with benefits) nos encontramos con dos actores que llevan la película de una manera soberbia. La complicidad que hay entre ellos, va creciendo a lo largo del largometraje, y esto de cara al espectador, resulta muy atractivo. Tanto él como ella pasan el examen y con nota.
Cierto es, como hemos dicho antes que el argumento original…lo que se dice original, no es. Pero una vez vista la película sorprende, y para bien. Es una más, sí; pero una más diferente. Los diálogos están mucho más trabajados, y por tanto llenan mucho más y consiguen llegar al espectador de una manera diferente.
La historia de la familia de Dylan (Justin Timberlake) consigue que la película no se centre exclusivamente en ellos dos, y logra con ello llenar ese “vacio” que en muchas ocasiones dejan este tipo de comedias, centrándonos una y otra vez en las peripecias de los dos protagonistas, y forzando muchas veces situaciones insostenibles.
El principal hándicap de la película es su paupérrima originalidad. Este tipo de historias ya están muy manoseadas en la gran pantalla, y no hay que ser un cerebrito para conseguir adivinar el final, incluso con sólo ver el tráiler. Por ello, no esperemos sorprendernos mucho con este film, porque estamos una vez más ante el típico cine palomitero.
Lo bueno es que esto es una comedia romántica, y el principal objetivo de este subgénero del séptimo arte es entretener, y digamos, que en cierta medida lo consigue.

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