Las dos caras de enero: triángulo fatal

[xrr rating=3/5]
Las premisas eran inmejorables: la adaptación de una novela de Patricia Highsmith (si bien es un relato menor), tres actores de primera línea (Viggo Mortensen, Kirsten Dunst y Oscar Isaac) y al frente Hossein Amini, guionista anglo-iraní autor de Drive y que se pone por primera vez detrás de la cámara. Ya lo adelanto: el resultado no es malo, muy al contrario, es tan correcto que poco malo se puede decir y sin embargo te deja frío en todo momento. El brillante guionista que decide dar el paso definitivo de dirigir su propio guión o ajeno es otro clásico que si embargo no siempre ha salido bien. Amini aprueba sin más.
Las dos caras de enero (The Two Faces of January) rezuma clasicismo desde el primer fotograma pero desde la corrección y no desde la pasión que debería denotar. Ni siquiera las interpretaciones del trío protagonista logra aumentar la temperatura de una historia que clamaba más riesgo. Un problema añadido es la obligada comparación con otras adaptaciones de Highsmith, sobre todo la que dirigió Anthony Minghella: la impecable El talento de Mr. Ripley. Para más inri ambas historias tienen numerosos puntos en común: triángulo amoroso, la apariencia y la ocultación como forma de supervivencia, la reflexión sobre las clases sociales, la continua fluctuación entre lo noble y lo abyecto…
 
 
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La historia por tanto no es nada nueva en la obra de Patricia Highsmith y menos aún en el cine, por lo que exigía algo más que lo académico. No por recurrentes eran los mimbres más jugosos: un matrimonio adinerado, un encuentro casual con un guía turístico de misterioso pasado, un giro inesperado que unen las vidas de los tres de forma irremediable y con trágicas consecuencias. Y de eso precisamente, o sobre todo, va la historia: de cómo los actos pasados y presentes, sin darnos apenas cuenta, cambian el destino de una persona y por ende de los que le rodean.
Amini nos lo cuenta con seguridad e indudable dominio del tempo y discurso cinematográfico, sin estridencias ni excesos, pero falta en todo momento ese toque, esa emoción o manera de sorprender al espectador para hacer que al salir del cine tengas la sensación de haber visto algo más que una buena peli de suspense. Ni la belleza de los paisajes griegos y de Kirsten Dunst, ni el sufrimiento de Viggo Mortensen, ni las tribulaciones y misterios de Oscar Isaac logran tal cosa, a pesar del incluso claro acercamiento sobre todo en el último tramo de la película, al universo de Hitchcock, acentuado por la música de Alberto Iglesias, nuestro John Williams particular.
Las dos caras de enero es eso precisamente: dos formas de verlo pero siempre con la rémora de una frialdad, pretendida o no, propia del primer mes del año. Una película difícil de criticar por su corrección, sin defectos de superficie pero a partir de lo cual se pueden iniciar mil reproches por el convencimiento de que daba para crear una obra redonda.
Lo mejor: el trío protagonista y los paisajes griegos.
Lo peor: demasiado correcta para hacerte disfrutar.
Estreno: 13 de junio.

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