Super 8: vuelta a la aventura más clásica

[xrr rating=4.25/5]
Mariposas en el estómago. Desde el primer teaser de Super 8, allí por Mayo de 2010, el hype que he creado en mi interior me ha llevado a cotas casi de locura extrema. Me muero por ver la película. Me muero por revivir un Goonies, un E.T., un blockbuster ochentero de aventuras juveniles en un pueblo pequeño del medio de los USA.
Salgo del trabajo dirección al cine, sacrifico la tarde libre por ello, cojo la bici y me meto en contexto. Esas BMX que saltaban de jardín en jardín en la película E.T. escapando de la policía, o esas otras que los Goonies cogen para empezar su búsqueda del tesoro del Pirata Willy el tuerto. Eso era cine, y eso es lo que friso por ver en unos escasos 20 minutos.
Se apagan las luces, me froto los ojos. El espectáculo da comienzo.
Super 8, película que han llevado a cabo el rey midas de Hollywood y su heredero, Spielberg y JJ Abrams, traslada al espectador a una pequeña población estadounidense donde un grupo de preadolescentes intentan rodar su film de zombies con una cámara de super 8. Como habéis podido ver en el trailer, sin quererlo, se ven envueltos en un misterioso descarrilamiento de un tren y la consecuente secuencia de desapariciones y hechos paranormales que parecen ser obra de una bestia desconocida por el hombre.
Vamos al meollo: los primeros 50 minutos son brillantes. Sin grandes giros ni bailes de guión, quedas pasmado por la fotografía, la música, el sonido y los jóvenes y eres trasladado a aquello que desde un inicio deseaba: finales de los 70, inicios de los 80.
Esta primera mitad desvela y dibuja los personajes, sus características, sus problemas, sus deseos y los envuelve con su pueblo, el deseo de nuevas metas y la aventura que se encuentran se sopetón.
La película marca una clara diferenciación entre los cánones de una buena historia: Introducción, nudo y desenlace. Una vez en medio del nudo, el espectador ya sabe, ya domina la situación. Es entonces cuando el paso que se debe dar para ir entrando en el desenlace se alarga un poco más de lo necesario. Nada muy grave, sin embargo.
De ahí a la traca final. Al genial Kyle Chandler (Friday Night Lights series) se le unen un elenco de desconocidos actores que no sólo dan el pego sino que lo bordan. En especial su protagonista Joel Courtney y la chica de la película Elle Fanning (hermana de Dakota en la vida real… ¡menuda familia!).
¿Quién no ha tenido unas vacaciones en el habitualmente aburrido pueblo? ¿Quién no ha deseado que sucediese algo para poder salir de esa rutina junto a tu pandilla? ¿Quién no ha deseado que junto a tus mejores amigos el gordete, el friki, el rarito y el loco puedas vivir una aventura alucinante? ¿Quién no ha deseado que aquella chica del pueblo de la que estás enamorado y no te hace caso, se una a vosotros y tengas la posibilidad de salvarla de la muerte, para poder así cogerla victorioso de la mano? ¿Quién?
Pues eso es Super 8, amigos. Salvo ese nudo innecesariamente largo y un desenlace extrañamente resuelto, la película es uno de los estrenos del verano (sino el estreno del verano). Aparecen los primeros créditos y me doy por satisfecho. Sin embargo aparece junto a ellos un colofón digno del mejor DVD de extras. Imprescindible quedarse.
Salgo del cine, vuelvo a coger la bici y me dirijo al trabajo de vuelta. A mitad de camino se me rompe el freno, se me gira el manillar y estoy cerca de caerme. Andando con la bici a rastras me doy cuenta que algo que parece tener un sencillo funcionamiento como una bicicleta, o como una película como Los Goonies, puede pasar a no ser perfecta de un momento a otro. Sin embargo, si en su construcción se ha puesto mucho sentimiento e interés, seguirá cumpliendo la función por la que ha sido creada. Y la seguirá cumpliendo muy bien.
 
Lo mejor: Esa sensación…
Lo peor: Le falta un algo para dejarme sin dormir lo que queda de semana