INSIDIOUS: Terror malsano del bueno

Volví a sentir aquella sensación de niño, aquel cojín como última defensa, retaguardia de mis asustadizos ojos, esa sensación de que en cualquier momento algo o alguien me agarraría por detrás para arrastrame hacia lo más oscuro. Era viendo por aquel entonces,El Exorcista (1973), aquella noche mis miedos infantiles comenzaron seguramente a coger forma de adulto.
El que os escribe ,creció con una filmografía del terror setentero, esa que te deja un mal regusto, esa del escalofrío, del giro en el último plano final. No era sólo el susto por el susto, ni la viscera por la víscera, había algo más…Las Colinas tienen ojos (1977), La matanza de Texas (1974), La noche de Halloween (1978),The Haunting (1963) o La semilla del Diablo (1968).Tiutlos representativos, no sólo de un cine de serie B de terror, sino, de un cine contracultural, del que las majors nada querían saber, el que ahora vuelve, curiosamente, por aquellos directores malditos como George A.Romero, John Carpenter, o Wes Craven con lucrativas sagas, Scream (1996) o remakes de la original Pesadilla en Elm Street (1984).
Insidious dirigida por un joven director australiano de origen malayo, James Wan, nos propone otro film inteligente de escenas milimétricas. Vuelve a sus inicios, hablamos de su opera prima, aquella que con una sóla secuencia se fueron ,de puerta en puerta, para conseguir producción. La jugada  finalmente les salió redonda y acabó en manos de una pequeña productora de Hollywood. Ahora es la franquicia de terror más rentable de la historia del cine con seis secuelas, estamos hablando de la original SAW.
En Insidious todo funciona a modo de reloj suizo, todo está pautado milimétricamente para que el espectador vaya a remolque de la acción (o en este caso deberíamos decir, de la desazón), porque aunque ,a priori, estamos en una casa encantada con los clásicos poltergeist, los protagonistas y su entorno irán evolucionando hasta llevarnos por caminos inesperados cambiando incluso el tono de algunas escenas con la llegada de nuevos personajes más caricaturescos que demoníacos. Encontraremos elementos de otros géneros pero creo sinceramente que no se desvirtúa la segunda parte del film como en otras críticas que he leído. Insidious tiene la virtud de beber de muchos clásicos de los 70 y 80 de manera lógica pues tratamos los mismos temas pero con diferentes maneras, deacuerdo que hay homenajes como esa subida por las escaleras al desván, o una BSO muy en la línea deEl Exorcista (1973), pero el conjunto es notable: mantiene la tensión hasta el final y no hay susto que no te lleves el cojín a la cara.
Ésta es la gran virtud de Insidious, que aunque podamos reconocer elementos de tantos y tantos films clásicos, lo que cambia según avanza la trama, son las formas. James Wanorquesta en un in crescendo muy Raveliano los instrumentos justos para conseguir el éxtasis final en su segunda mitad de metraje: otra aventura de terror lejos del sustito y de lasparanormal activities. La casa que paracía ser otra personificada figura maldita como la imponente Terror en Amityville (1979)cederá su protagonismo a nuevos elementos que impulsaránInsidious a propuestas más personales y novedosas. La madre, la actriz Rose Byrne (Señales del Futuro, 28 Semanas Después) es pieza clave en la representación del miedo, su interpretación es el espejo de todo lo que no entendemos.
El miedo se articula desde dentro, pero para ello debemos reconocer los elementos externos, lo tangible, lo que nos rodea, porque si debemos enfrentarnos al miedo, a nuestros auténticos miedos, aquellos que se quedaron debajo de la cama, sólo hay un camino, mirar adentro, viajar hacia la génesis en ese tren de la bruja donde pasado el túnel todo es luz y griterío de feria ambulante, nubes de azúcar y juegos de espejos mágicos que devuelven imágenes no tan distorsionadas como creemos a veces.