El origen del Planeta de los Simios : salto evolutivo

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No hay nada más estimulante que tomarse una coronita, un mojito o flirtear con supuestas amigas/os de piscina durante este irregular verano de estrenos apitufados (Los Pitufos), de barbarie sin músculo (Conan), por cierto, gran crítica del sr. Max Rebo, del mágico adiós a 11 años de Howards, (Harry Potter y las Reliquias de la Muerte 2), de la burda comedia del alienígena macarra (Paul),  de los templarios viscerales pero planos como sus escudos (Templario) y de sorpresas inesperadas que te hacen volver a creer en la humanidad, me estoy refiriendo a El Origen del Planeta de los Simios. Un nuevo intento de la Fox de actualizar una de las sagas más rentables y más famosas de la ciencia ficción.
Todo empezó en 1968 con el clásico El Planeta de los Simios con Franklin J. Schaffner como director, poco conocido, pese a la cinta bélica Patton (1970), con Rod Serling como guionista a quien le debemos la icónica escena final de la estatua de la Libertad, autor de la mítica serie Dimensión Desconocida (1959), y de un Jerry Goldsmith como genial compositor que sería hoy cartel del Sónar. Si a este equipo técnico le ponemos a Charlton Heston como protagonista absoluto, estrella otoñal y paradójica representación inteligente de la especie humana, si me permitís la ironía, llegaba del espacio exterior encontrándose con un inquietante salto evolutivo de nuestros antepasados los simios.
El Origen del Planeta de los Simios (2011) es un precuela que está funcionando en las taquillas tanto americanas como europeas a la par que la crítica especializada. Toda una sorpresa cuando veníamos del lamentable remake de Tim Burton, una de las peores películas de alguien que no ha evolucionado como los simios de esta fresca e inteligente historia sobre cómo llegan a dar ese salto evolutivo que los equipara a los humanos. El acierto de esta nueva versión a cargo de un director novel totalmente desconocido es ,sin duda, el equilibrio de géneros, el drama familiar y de ciencia social con su estallido final en un film mucho más de interpretación que de acción. Y es aquí, donde por primera vez me atrevería a decir que la interpretación CGI (imágenes por computadora) del simio protagonista Caesar llega a equipararse a la de los actores no digitales, es realmente increíble. La experiencia acumulada ya por los estudios WETA en el último King Kong (2005) de Peter Jackson ,así como el personaje atormentado del Gollum, (El Señor de los Anillos) es clave para creernos la evolución del simio bebé relacionándose con los humanos dentro y fuera del hogar familiar que lógicamente acabará por entrar en conflicto sobre quién es y a qué comunidad realmente pertenece.

Es en esta fase del film donde el guión exhibe sus mejores cartas recordándonos a otro film ya estrenado en USA por el oscarizado director de Man on Wire (2008), James March, es el documental Proyecto Nim (2011) donde también se cría a un chimpancé para demostrar que puede llegar a comunicarse con los humanos. No sabemos si los guionistas o el director Rupert Wyatt, vieron o no el documental, pero lo que está claro es que el enfoque sosegado y evolutivo, nunca mejor dicho, del crecimiento de Caesar hasta llegar a la emancipación rebelde cual un adolescente nos permite disfrutar de un film que tenía mucho, mucho en contra por todo su pasado. Desde la novela homónima de Pierre Boulle, el interés mostrado por el imaginario popular, ha sido por los nuevos hallazgos de guión del clásico del 68’ y sus más que respetables 4 secuelas que doblaron o triplicaron en taquilla su coste de producción. La novela se lee fácil y no se centra en las cuestiones científicas como sí esta nueva versión. Y es que este  interés por el tema de la ciencia ficción evolutiva continúa patente por los  nuevos avances sobre las células madres o los descubrimientos sobre el genoma humano.
Es, sin duda, un tema universal que con este reboot acertadamente titulado El Origen del Planeta de los Simios (2011) volvemos, otra vez, a mirarnos en el espejo evolutivo y a recordarnos que no hace mucho el hombre caminaba encorvado mirando no más allá del suelo. Esta inquietante distopía de la humanidad inversamente girada, evolución por involución, no deja de seducirnos y de replantearnos la barbarie que aún se produce en muchos lugares del mundo y que me siguen sorprendiendo sin encontrar respuesta a tanta involución ; quizá es hora de volver a coger mi mojito y lanzarme a la picina como único salto evolutivo…