HER: love offline vs online

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Somos más de 7000 millones de habitantes con 6700 millones de smartphones que nos conectan, cada vez más, a un nuevo mundo, un mundo que nos está transformando y en muchos casos transtocando. Los gurús de la nueva Era Digital nos advierten que todo aquel que no se adapte a esta nueva revolución 2.0 parece que quedará velado cual un carrete de la gloriosa Kodak.
El bueno de Michio Kaku augura una sociedad global con un único idioma y un único modo de comunicación: internet. Andy Stalman, (Brand Off-On) nos advierte del fin de una manera de pensar, de actuar: los mundos online y offline se encuentran cada vez más cerca, como dos icebergs fruto del rápido deshielo provocado por las tecnologías que van modulando nuestros cerebros. Nosotros no nos damos cuenta, pero el cambio es inminente y no darse cuenta es no aceptar que una nueva era off-on nos cambiará. De ahí nuestra sorpresa al contextualizar esta distópica love story: ¿Yo enamorarme de un sistema operativo?…estamos más cerca de lo que creemos.
Nuestro protagonista, magistral Joaquin Phoenix, vestido con sus pantalones vintage, su camisa a cuadros pero inmerso en una sociedad 4.0 (nosotros seguimos en la 2.0) continúa llorando la ruptura de cuando un beso era un beso, y de cuando enamorarse era mirar fijamente a los ojos de otro. Una relación off-line, a la vieja usanza, chico conoce chica, amores seguramente como los que nos contaba Woody Allen, amores offline, tan primitivos como los de King Kong o la Bella & la Bestia, como los de John Wayne o Clint Eastwood ,otras bestias pero menos, o más refinados como los de Cyrano de Bergerac o la Emperatriz infantil, y mis amores favoritos: los amores imposibles, los que si rodaran la secuela, serían un auténtico desastre: Casablanca (1942), In the Mood for Love (2000) o Lost in Translation (2003).
Perdida su candidatura, a nuestro protagonista no le queda otra que aprender a gestionar sus emociones, aquello que Daniel Goleman nos dijo en los 90′, y que ahora la neurocienca nos confirma: la emocion está unos pasos antes que el pensamiento. Es lo que más me sorprendió del film, cómo nuestro protagonista tenía unas capacidades extraordinarias para escribir emails emotivos a totales desconocidos, pero luego, al abandonar su trabajo y volver a casa, su languido caminar y su rostro, eran tan planos como toda la tecnología que le vemos hacer servir.                                                             La misma tecnología que ya algunos estudios nos advierten, (me hace gracia que siempre nos están advirtiendo y luego llegan otros y nos desmontan la paradita…perdón por el inciso), que la tecnología está modulando nuestro cerebro, construyéndose una nueva neuroarquitectura. La pregunta es: ¿sabemos hacia dónde nos dirigimos?.
Sólo tenemos que observar a nuestro protagonista enamorado. Tal como nos lo presentan, algunos pueden pensar que su romántico paseo por la playa, sus acrobacias a lo Billy Elliot por la calle,etc. son comportamientos ñoños, excesivos o irreales…tan sólo porque no vemos a la enamorada, tan sólo porque sabemos que no es real, tan sólo porque creemos que nosotros no nos enamoraríamos de un sistema operativo. ¡Lo siento pero ya no son razones en una sociedad online!
Her (2013) es un film valiente que te invita a conectar, a encender el botón del ON, a otra manera de pensar, a otra manera de relacionarte, a otra manera de amar…¿estamos ante un nuevo personal love branding ?