Hace unos años fuimos a ver una película de un nuevo director vasco al auditori del Melià, cómo no, en Sitges. El nombre de la película, Errementari, el director, Paul Urkijo. Su historia, basada en cuentos y mitologías vascas y con un estilo visual muy estimable, Paul buscaba un poco los límites de sus capacidades ya de inicio en su primera película sin tener miedo ni al fracaso ni al qué dirán. Recuerdo que salimos de la sala diciendo «Jodo, pues para ser su primera película, muy bien, no?».
Pues si alguien hace una buena película siendo esta tu primera, imagina lo que puede hacer con la segunda.
Los bosques vascos y sus leyendas
Arropado por un buen presupuesto, Paul Urkijo nos trae con Irati una nueva historia llena de mitología, leyendas, batallas y aventuras ambientadas en los países vascos, mezclado con la religión, el cristianismo y todo lo que envolvía el siglo VIII.
Empezando por la espectacular Batalla de Roncesvalles, la película enseña músculo y nos demuestra que no es necesario ser Robert Eggers y tener un presupuesto desorbitado para hacer The Northman. Y es que Irati no tiene nada que envidiar a esa película ni similares.
Lo dicho, desde la Batalla de Roncesvalles, hasta los entornos y escenarios donde se da lugar la película, visualmente Irati es una pasada, sin duda de lo mejor del cine español de toda la historia. Un toque muy Hollywoodiense, con toques épicos y una historia a la vez muy propia y muy global en la que todo el mundo puede entrar sin problemas, seas vasco, español o de sudáfrica.
Épica medieval, barbas y montes
Paul Urkijo dirige a Edurne Azkarate, Eneko Sagardoy e Itziar Ituño en una aventura de dos generaciones con sus reyes, sus leyendas, brujas y diferentes personajes ancestrales que envuelve y enriquece dicha aventura. Además, siguiendo la estela de Errementari, está rodada en euskera antiguo, retocado lo justo para que todos aquellos que conocen el idioma lo entiendan, cosa que agradecemos y alabamos, ya que pese a que no domino el idioma, si la película sucede en esos lares, se debe hablar en el idioma que hablaban en esos lares. Y punto.
El amor al bosque, el toque naturalista y de lo ancestral del mundo queda definido perfectamente en Irati, con la Mari (Diosa del bosque) en el centro de las historias. Dicha adoración se enfrenta al cristianismo y creencias impuestas para ese entonces y a los movimientos más «capitalistas» e interesados en los que entran la tala de bosques, fundamentalismo religioso, etc…
El trabajo de Gorka Gomez como director de fotografía es espectacular, y así se nos explicó en rueda de prensa: no se utilizó luz artificial a excepción de reflejos sobre la luz natural. Y eso es algo tan difícil como efectista porque cubre la película de un realismo extraño en un mundo tal lejano.
Si esta es su segunda película…
Y aquí entra la pregunta. Si esta es la segunda película de Paul Urkijo, ¿cual es su techo? Irati maravilla y se llevará gran parte de los premios a nivel técnico, sin duda. Quizás se podría decir que es una película muy disfrutable por todos, y que pese a su inicio atronador y que luego baja un poco el ritmo (como es normal), seguro que su estima será muy generalizada.
Por otro lado, el lema del poster «todo lo que tiene nombre existe» ilustra perfectamente esas historias, leyendas y mitos que cada pueblo tiene, y abre un poco la puerta a demostrar que en Euskadi y el resto de la península tenemos material suficiente y medios como para hacer películas que le miran a la cara a Juegos de Tronos varios sin lugar a dudas.
Muy bien Irati. Estad atentos a su estreno, en febrero, porque dará que hablar. Por algo es la ganadora a mejor película para el público de Sitges 2022.
