Lo que quiero decir es que esta película va un poco retrasada o quizás 50 años adelantada antes de que se produzca otra invasión de slashers. Pero ahora encaja en la ola de remakes que estamos teniendo, pero un remake de este tipo de película con "casa en el bosque", "asesinos humanos" y "lluvia que empapa" está fuera de lugar y de tiempo. Ahora los remakes deben ser y suelen ser pelis espectaculares de efectos especiales gigantescos, naves espaciales, sensaciones tridimensionales y velocidad de vértigo. Aquí no hay nada de eso. Hay gore a la vieja usanza, del que hacía o hace Tom Savini con unas cuántas bolsas de mermelada y unos petardos.
El director de esto es Dennis Iliadis, pero está producida por Wes Craven y Sean S. Cunningham (dos señores del terror de muertes en serie). Iliadis tiene tics raros, como los travellings, y la cámara temblorosa, deudora de la reciente "Los extraños" de Brian Bertino y desde luego de su antecesora "La última casa a la izquierda". Que tiene ya 37 años de diferencia con su remake. Muchos años para seguir a cuestas con una casa de madera, un bosque y un lago. Y además con poca innovación, ni por asomo.
Bueno, ahí estaba en el cine, con incredulidad de ver una peli así entre tanto "Transformers". Bien.
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Y empieza y prosigue de una manera que es como una peli básica, muy básica, tipo "Tu a Boston y yo a California" pero sin ser esa peli. Todo lo que flota en ese aire viciado de la relación madre-hija como dos chicas que son guapas y el padre que es un manitas. Todo lo que rezuma esa disposición. Y los travellings, escasos, remarcan esas emociones (por ejemplo, hacia un cobertizo en el lago) como un movimiento enfermizo e inútil, tan adorno como fuera de los estereotipos.
Hay un choque de un coche en el bosque de día. Muy bueno! A partir de eso, con los desenfoques y los dulces difuminos, se convierte todo en un anuncio de Levi’s. La textura del bosque es invisible, no es nada fuerte, parece como si estuvieran rodeados de una pared de tela transparente. Es algo verde y marrón, pero no tiene importancia. En "La última casa a la izquierda" los lugares dan lo mismo, qué cosas! En cambio, la lluvia tiene otro calado, mucho más presente recorre los cuerpos y los objetos, es además de tridimensional mucho más latente y vibrante. Al igual que la música de las peleas finales: una música impulsiva, palpitante, de golpes emocionantes que marcan un ritmo llevadero. Un chaval ha dicho al salir del cine: Qué final! Qué forma! Con dos huevos, qué buena esa muerte!
