Si algo tiene el director alemán y experto en blockbusters catastróficos, Roland Emmerich, es que no tiene complejos a la hora de repetir fórmula, máxime cuando funciona. Es ajeno a críticas, mira las taquillas y le dan la razón, disfruta rodando estas películas y da disfrute y palomitas bien consumidas a los espectadores. Nunca pretende otra cosa ni te ofrece algo distinto a lo esperado. ‘Moonfall’ no es una excepción, aunque con matices.
Vivimos en época de incertidumbres, crisis energética, climática, social… Aunque muchos insisten en que nunca ha habido menos pobreza y guerras como ahora, y nunca se ha vivido mejor como ahora, la percepción -propia o fomentada por medios de comunicación o políticos- es otra.
Y en medio de tantos miedos, nos gusta ponernos delante de una pantalla y ver que todo podría ser peor, que el planeta podría desaparecer en pocas semanas o días víctima de un cataclismo climático (‘El día de mañana’ o ‘2012’), la amenaza de un ser totémico (‘Godzilla’) o una invasión alienígena (‘Independence Day’). Faltaba en el director alemán un film sobre un cuerpo espacial que amenaza con destruir la Tierra, tan habituales en los últimos años (‘Armageddon’, ‘Deep Impact’ o la más reciente ‘Greenland: El último refugio’). Pero Emmerich se deja de asteroides o meteoritos y apuesta fuerte: la Luna.
‘Moonfall’ es Emmerich, con algo más
Si, como el título de la película indica, ‘Moonfall’ va de eso, de como la Luna se sale de su órbita y se va precipitando en espiral hacia la Tierra, provocando todo tipo de catástrofes (vientos huracanados, gigantescas mareas, anomalías gravitatorias, terremotos…). Sin embargo, el plato fuerte es cómo justificar tan imposible acontecimiento, y aquí entra la teoría de la Luna hueca, que surgió cuando el hombre pisó nuestro satélite y al parecer vibró como una enorme campana, algo inverosímil si el el cuerpo fuera sólido. Desde entonces, ha estado en boca de personas que pueden creer en que la Tierra es plana.
Así, lo que en un principio no deja de ser el más puro título a lo Emmerich, con destrucción, historias personales y antihéroe que acabó en el ostracismo y que es requerido de nuevo manidas, se convierte en la parte final en una suerte de extraño mestizaje entre ‘Independence Day’ y ‘Contact’, todo con tal de ofrecer una explicación «plausible» una Luna que está ya a punto de chocar contra la Tierra.
Entre medias, las escenas devastadoras de siempre, las imposibles huidas de una naturaleza desatada, los chistes fáciles y el personaje friki que no es nadie y se acaba convirtiendo en héroe. Puede parecer todo contraproducente pero siempre funciona, si nos ponemos en modo palomitero, queremos pasar un buen rato y más aún creemos que la Luna es hueca. La verdad es que la explicación que da ‘Moonfall’ es de lo más atractiva, dentro de lo inverosímil (o quizá no tanto).
