Película estrenada en 1994 basada en la serie de cómics homónima de 1989 de James O’Barr. La película fue adaptada por David J. Schow y John Shirley, y dirigida por Alex Proyas. Sus protagonistas son Brandon Lee (doblado en España por José Luis Gil), Ernie Hudson (doblado por Juan Antonio Gálvez), Rochelle Davis (doblada por Mar Bordallo), Michael Wyncott (doblado por Salvador Aldeguer) y Bai Ling (doblada por María José Castro).
Sin duda estamos ante una película envuelta en misterio tanto por la oscura trama que cuenta como por la muerte de Brandon Lee en un accidente grabando una de las escenas, que trajo gran cantidad de rumores.
No creo que sea una película con un guión especialmente bueno. De hecho, es bastante simple. Tampoco es una película que destace por aspectos técnicos y menos comparándola con los avances técnicos de la actualidad. Pero tiene una estética que sí le hace destacar sobre cualquier otra película. Si pensamos en la cultura gótica, seguro que nos viene alguno de los personajes de esta película.
La ambientación de la película es sencillamente perfecta. Esa oscuridad que acompaña a cada una de esas escenas te introduce en la trama de la película y te acompaña hasta el final. Las frases de la película acompañan a contribuir a esa atmósfera oscura («nunca llueve eternamente» por ejemplo).
Además pese a que el guión es simple, en cuanto a la trama que cuenta ya que no deja de ser una sencilla historia de venganza, está acompañado de simbolismo tanto en la mencionada ambientación, como en las frases como en la creación de los propios personajes. No hay más que ver el propio cuervo que da nombre a la película.
En cuanto a los actores, creo que se tiene que destacar la interpretación de Brandon Lee que, desafortunadamente no llegó a ver la película, pero creo que allá donde esté puede estar orgulloso. El resto del equipo también cumple su función y lo mismo cabe decir de los actores de doblaje.
En fin, una película que ha conseguido pasar a la historia por las circunstancias que se produjeron durante el rodaje y por la genial iconología que la rodea. A veces no necesitas contar nada especialmente complicado, basta con que sepas contarlo bien y la película se sirve eficazmente de todos los medios que tiene alrededor para contarte la historia.
