‘Bone Tomahawk’ sorprendió en 2015 con un western que derivaba en una vorágine gore que te descolocaba y fascinaba a partes iguales. Cada vez se mezclan más géneros aparentemente contrapuestos quizá por la falta de ideas o quizá por todo lo contrario. Al final lo que cuenta es una buena historia y que tenga calidad.
En esta ocasión, con pocos precedentes salvo ‘Wolfenstein’, el nuevo rey Midas J.J. Abrams produce ‘Overlord’ (no confundir con la serie anime), mezclando el cine bélico con el pulp gore. El resultado es una cinta muy alejada de lo hecho hasta ahora como director o productor por Abrams, sin complejos pero sin desmelenamiento. La historia no pasará a los anales de la originalidad pero entretiene: un pelotón cae en paracaídas sobre la Francia ocupada por los nazis en el día D del desembarco para inutilizar un centro de comunicaciones nazi en un pequeño pueblo. Sin embargo, la iglesia donde su ubica la torre de comunicación esconde además un tétrico laboratorio de experimentación para lograr supersoldados.
Soldado americano y resistente francesa en la cueva del lobo
El film tiene tres partes bien diferenciadas: la bélica con una impresionante escena inicial aérea y un desarrollo de lo más convencional pero que no desmerece la de cualquier peli de género, otra de transición donde duda si ir más hacia el misterio, el terror o el desmadre y finalmente el desenlace al más puro estilo serie B gore pero con los mejores medios y un toque a lo ‘Malditos Bastardos’, lo que hace que no acabes de ubicarte. El salto es tan brutal que provoca la risa al ofrecerte una primera parte de lo más convencional y de repente pasarse al otro extremo. Está claro que la intención era ésa y que no les preocupaba el equilibrio sino el entretenimiento puro y duro sin medida.
‘Overlord’ es un digno exponente de la coctelera de géneros sin más pretensiones, un divertimento que sin embargo no quiere o no logra irse a ninguno de los extremos para que se convirtiera en un referente de un lado o del otro. La firma, no obstante, de Abrams es siempre aval suficiente y de hecho en el reparto no hay ninguna cara conocida, algo que no lastra para nada le película sino más bien lo contrario.
