Película de acción real estrenada en 1955. Está dirigida por Agnès Varda, constituyendo su ópera prima, y protagonizada por Silvia Monfort, Philippe Noiret y el pueblo pesquero de La pointe courte que da nombre a la película. Forma parte de la Nouvelle Vague.
La historia entrelaza dos historias que no tienen con nada en común entre sí excepto un lugar, la Pointe Courte. En primer lugar, nos cuenta las historias de un pueblo de pesqueros, tratando diferentes temas como la muerte, el amor o la lucha contra una autoridad superior. En ellas se mezcla ficción con realidad documental, mostrándonos los modos de vida del pueblo pesquero, sus costumbres, festividades… Se trata de un relato coral interpretado por los mismos pescadores con su naturalidad.
Se contrapone a ello, la historia de Harry, originario de La pointe courte, y Charlotte, parisina que se está planteando poner fin a la relación. Es una historia mucho más filosófica en la que impera el diálogo y se utilizan los planos más artificiosos del film. La teatralidad del discurso de esta pareja y de sus actos se contrapone con la naturalidad de los lugareños del otro relato. No hay que olvidar que eran los únicos actores del relato.
La relación entre los protagonistas de ambas historias se contraponen, la pareja está ensimismada en sus problemas personales, podrían estar en ese pueblo como podrían estar en cualquier otro; mientras que los lugareños realmente sienten el pueblo como algo suyo, sienten que tienen que protegerlo. Cada uno asume el pueblo de una forma distinta, como lo sienten. Así, cuando se producen los festejos, la pareja lo vive como meros turistas, mientras que el resto de personajes lo viven como algo suyo.
En fin, es una película muy interesante en su planteamiento formal, con conversaciones profundas que te hacen reflexionar y que te da a conocer los modos de vida de un pueblo francés. Es una película bellísima que te deja mucho poso. Muy recomendable.
