Penúltimo día del festival y penúltimos coletazos y películas. Hoy será un día largo. Por problemas de calendario no llego más que para el pase del Auditori. Se da allí una película animada en rotroscopia llamada White Plastic Sky. Húngara, futurista y apocalíptica.
La premisa no es mala. En la tierra ya no crece nada, y para evitar la extinción de la raza humana, a los 50 años debes donar tu cuerpo para que implanten una semilla y te conviertas en un árbol para dar alimento al resto. El problema de la película viene en como hacer que el espectador vea todo eso, sus granjas, su procedimiento, etc…
Y no se les ocurre otra manera que la siguiente: una mujer, a la que se le ha muerto el hijo decide donar el cuerpo a los 32 años, no a los 50, ya que no está bien con su pareja, y por la edad le prohiben tener otro hijo. Le implantan la semilla y se la llevan a una de las granjas de árboles. Entonces entra el marido, machirulo de manual, y dice que no, que hay que echar atrás el proceso, que no quiere que done su cuerpo porque él la quiere mucho y no puede vivir sin ella.
¿En serio, tío? ¿Vas a despertar a tu mujer de su «muerte» para decirle eso? Vete a la mierda. Ese planteamiento me ha cabreado infinito ya ya me he salido totalmente de la película. Además de que ciertas cosas de ese mundo futuro no tenían ni pies ni cabeza. NEXT.
Entramos en Riddle of fire, una película elegida en Cannes y que dicen que le encantó a Tarantino. Una cuento de hadas con niños algo macarrilas que roban y van en moto por los sitios y van disparando pistolas de paintball a las personas.
Yo iría ya cabreado de la anterior, porque tras hablar con la gente, parece que ha gustado bastante. A mi me ha parecido bastante mierda, y como diría el gran Carlos Pumares, que ha fallecido esta misma noche, mala, mala y mala. El planteamiento me encanta oye, aventura rollo Cuenta conmigo y Goonies, con elementos roleros y de magia. Pero es que la cantidad de escenas que me parecen fallidas y mal actuadas metidas por el medio me saca totalmente de sitio.
Larga, tonta y con decisiones totalmente absurdas, estaría de acuerdo si me la vendes como una victoria de una producción muy independiente que ha conseguido a grandes eventos, pero nada más que eso. Se queda en un turbo kid sin sustancia.
Con el miedo en el cuerpo de comerme uno de esos días insulsos, entramos a ver Les chambres rouges, de la que me han hablado muy bien. Y efectivamente, es muy buena. Una película que trata el juicio a un posible asesino en serie super sanguinario siguiendo a unas grupis de estas que se enamoran de este tipo de personajes. La película se cocina a fuego lento pero constante, y su recta final es maravillosa. Un toque Fincher en una de las mejores películas que hemos visto estos días.
Hecho esto me dirijo al centro del pueblo a ver a los Mónguers habituales de Familia Mónguer, y que mejor que hacerlo en el bar del Retiro, donde vemos sentado detrás nuestro al mítico Hideo Nakata, director de Ringu (The Ring). Tras darnos uno poco de pereza y dudas, finalmente nos decidimos a hacernos una foto con él. Que bueno, joder.
Descanso un ratillo y tras comer unas taiptas en La Granja de Sitges con el bueno de Max Rebo, con el que no he coincido en ninguna película (mira que es difícil) me dirijo a ver uno de los grandes boom del festival. El reboot de la mítica película de la Troma: The Toxic Avenger. De camino nos encontramos al director y productora de Les Chambres Rouges a los que les damos la enhorabuena por la película. Antes de The Toxic Avenger, recibe el premio honorífico de Sitges el no menos mítico Phil Tippett, creador de Mad God y de algunos de los efectos visuales más importantes de la historia (Jurassic Park, Star Wars, Starship Troopers, Robocop 2, …).
Cuando repartes este tipo de premios, alguien del festival debería avisar al homenajeado: un speech, ovación y para casa, ya que por desconocimiento o porque él pensó que lo merecía, Phil dio una masterclass de 30 minutos! Bueno, tras casi echarlo del escenario, empieza The Toxic Avenger.
El clásico de la Troma es cutre, sangrienta y un mito de la serie Z. En esta nueva entrega, la película se rellena de un gran elenco: Peter Dinklage, Elijah Wood, Kevin Bacon (el actor, no la hamburguesa del Goiko), Jacob Tremblay o Taylour Paige. Sin embargo no os engañéis. La película siguie siendo igual de cutre, de gore y de idiota que la original. En fin algo que se puede ver pero que quedará en los ambientes de culto como las originales.
Acabamos la jornada, pero como hoy duermo en Sitges, aprovechamos para mezclarnos con los fiesteros habituales del Nirvana. Allí podemos hablar con el bueno de Dafnis Balduz, al que quizás volvamos a entrevistar en Familia Mónguer el lunes y veo a Mike Chesik, director de Hundreds of Beavers, que ha pasado más horas de fiesta que promocionando su película. Sin duda. Gin Tonic a 15 euros y a dormir.
