Terminando con la ronda de películas subidas este mes, nos encontramos con una película que se estrenó en Japón en 2013, bajo la dirección de Isao Takahata, basada en el cuento popular japonés “El cuento del cortador del bambú”, también conocido como “El cuento de la princesa Kaguya” que da nombre a la película.
Es una película polémica dentro del estudio porque, si bien la crítica especializada aplaudió la película, no fue acompañada de un éxito en taquilla, sin llegar a recaudar ni la mitad del presupuesto asignado a la misma. Ello puede deberse tanto al tiempo que estuvo en producción como a la estética poco convencional de la película o incluso por su duración, siendo considerada la película más larga del estudio con unos 137 minutos de duración.
La película estuvo doblada originariamente por Aki Asakura en el papel de Princesa Kaguya, Takeo Chii en el papel de Anciano, Nobuko Miyamoto en el papel de Anciana, Kengo Kôra en el papel de Sutemaru, Atsuko Takahata en el papel de Sagami, Isao Hasizume en el papel de Príncipe Kuramochi, Takaya Kamikawa en el papel de Príncipe Ishitsukuri, Ryûdo Uzaki en el papel de Consejero Isonokami, Hikaru Ijûin en el papel de Ministro Abe, Shinosuke Tatekawa en el papel de Akita, Tatsuya Nakadai en el papel de Anciano Carbón, Tomoko Tabata en el papel de Acompañante, Yukiji Tabata en el papel de Primera esposa y Aki Asakura en el papel de Mandataria de la Luna.
En España el doblaje corre a cargo de Cristina Yuste, Luis Mas, Pilar Gentil, Raúl Lara, Isabel Donate, Miguel Zúñiga, Eduardo Gutiérrez, Salvador Campoy, Fran Jiménez, Juan Perucho, Enrique Cazorla, Vicente Gil, Isacha Mengíbar, Eva Lorenzo y Nagore Germes.
Creo que es una película que debería ver toda persona que tenga inquietudes por conocer la cultura japonesa ya que narra la historia de un cuento folclórico japonés del siglo X, considerado el texto japonés más antiguo que existe. Eso le atribuye a la película un valor simbólico a tener en cuenta que te deja con un buen poso cuando la terminas de ver.
Pero no voy a negar, la película se me hizo algo pesada de ver. Tiene un ritmo muy lento, y ello unido a su larga duración, hace que no mantengas tu atención en la película durante todo el film o, incluso como me ocurrió a mí, que te veas en la necesidad de fraccionarla en dos partes. En cualquier caso, tiene un ritmo muy alejado al cine actual y eso la convierte en un producto que no gustará a mucha gente.
Pero si hay algo en lo que destaca la película es en la maravillosa estética. Cada plano es una pequeña obra de arte, con un estilo que te retrotraerá a tu infancia cuando leías o te leían cuentos. Y es que la película, unido al hecho de que por momentos aparece la voz de un narrador, te hace sentir que te están contando un cuento. Es como si los cuentos que leías de pequeño empezaran a cobrasen vida.
En cuanto a la historia, es una historia muy bonita y muy bien contada, con la clásica estructura de todos los cuentos clásicos. No obstante, tras su aparente sencillez permitiendo hacer una relectura de la historia. Así, la historia nos muestra las consecuencias de vivir la vida no como uno desea sino como la sociedad nos dicta (mensaje, por otro lado, ya típico del Studio Ghibli). Además, en la película se contrapone la infancia de la protagonista, muy alegre, con la adultez en la que se obligada a llevar la vida que su padre quiere que lleve y eso le priva de esa alegría inicial.
Pero también presenta una lectura interesante desde el punto de vista del padre, y son las consecuencias de intentar dar a tus hijos lo que tú consideras que es lo mejor para ellos sin tenerlos en cuenta, privándoles de su felicidad, lo que lleva irremediablemente al triste final que acontece la obra; un final agridulce, con toques de música alegre, que nos deja un mensaje de que la vida es preciosa con sus momentos alegres y tristes.
Porque, al fin la, la princesa Kaguya, pese a no venir de este mundo, es el personaje más humano, el personaje que más quiere vivir conforme a la naturaleza y no conforme a artificiosas reglas sociales que le acaban llevando hacia la tristeza. Así es un personaje que ama la vida, pero no ama su vida. Además, este personaje contrasta con los personajes de sus pretendientes, que son aquellos hombres que devorados por la codicia están dispuestos a conseguir cualquier cosa con tal de conseguir el premio, no siendo más que un reflejo de una sociedad interesada que se mueve por afán del dinero y las riquezas (siendo la princesa Kaguya la representación de las riquezas).
En definitiva, es una buena película, pero que no recomendaría a cualquier persona, sino a aquellas personas que estén muy interesadas en la cultura japonesa y también a aquellas personas que no les molesten las películas con un ritmo tan lento, que disfruten apreciando la maravillosa obra de arte que es esta película. Y, en concreto, no creo que sea una película que disfruten los niños de hoy en día pese a ser una película mayoritoriamente infantil.
