Y con esta película llegamos al final de tan hermoso viaje que hemos hecho a lo largo de estos meses desde que Netflix comenzó a subir las películas de este maravilloso estudio. Con un poco de nostalgia, nos embarcamos hacia la última película, hasta la fecha, del Studio Ghibli, una historia de fantasmas, “El recuerdo de Marnie”, estrenada en 2014.
Esta película, basada en la novela juvenil “Cuando Marnie estuvo allí” de Joan G. Robinson, es la segunda dirigida para el estudio por el director Hiromasa Yonebashi y, además, es literalmente su segunda película dirigida. Entre sus distintos reconocimientos, destacamos la nominación a los Óscar a mejor película de animación en 2016.
La película está protagonizada por Sara Takatsuki en el papel de Anna Sasaki, Kasumi Arimura en el papel de Marnie, Nanako Matsushima en el papel de Yoriko Sasaki, Susumu Terajima en el papel de Kiyomasa Oiwa, Toshie Negishi en el papel de Setsu Oiwa, Hana Sugisaki en el papel de Sayaka, Hitomi Kuroki en el papel de Hisako, Ryôko Moriyama en el papel de Señora mayor, Ken Yasuda en el papel de Toichi, Yûko Kaida en el papel de Madre de Marnie, Kazuko Yoshiyuki en el papel de Niñera, Yô Ôizumi en el papel de Dr. Yamashita, Akiko Yorit Sune en el papel de Nobuko, Mark Ishii en el papel de Takeshi, Renge Ishikawa en el papel de Padre de Marnie, Shigeyuki Totsugi en el papel de Miyoko y Haruka Shiraishi en el papel de Miyoko.
En España, el doblaje es realizado por Michelle Jenner, María Blanco, Ana Plaza, Eduardo Gutiérrez, María Jesús Varona, Tania Ugía, Paloma Escola, Elena Ruiz de Velasco, Vicente Gil, Ana García Olivares, Selica Torcal, David Blanco, Cecilia Santiago, Rodri Martín, Sonia Latorre, Alejandro Licera y Nagore Germes.
Esta película es una hermosa película que nos pone en la piel de Anna Sasaki, una chica absolutamente infeliz, con depresión, sin amigos; una chica incapaz de relacionarse, que prefiere pasar el tiempo sola. Así, durante la primera parte de la película, nos introduce en el personaje para mostrarnos sus escasas habilidades sociales y para observar cómo le incomodan los eventos sociales.
Esto es un elemento que distingue a otras películas del Studio y que me recuerda a “Puedo escuchar el mar”. Normalmente, los personajes del Studio Ghibli, especialmente las protagonistas femeninas, suelen ser personas alegres o, si no es así como ocurre en “La Princesa Mononoke”, al menos sí son personajes muy activos, con mucha vitalidad. Al igual que en la anterior película del director, “Arrietty y el mundo de los diminutos”, con el protagonista masculino, Anna es un personaje con poca vitalidad y de carácter tristón pero que va a ir evolucionando a lo largo de la película, va a ir recuperando su felicidad y sus ganas de vivir. Así, podría parecer que la película no presenta la magia propia del estudio, pero esa magia sí que existe y va apareciéndose a lo largo del film.
Como Anna sufre de asma, lo que lleva a sus padres de acogida a enviarla con unos amigos a Hokkaido para que respire aire puro, en la línea a favor de la naturaleza de este estudio. Allí poco a poco se va a sentir atraída por una misteriosa casa que se supone que está abandonada. Esa casa representa toda la magia, en ella se esconde toda la magia del Studio que Anna tiene que descubrir.
La forma en la que nos van introduciendo en ese misterio y en la que Anna se va sintiendo atraída son sencillamente magníficas, el espectador se siente identificado con ella, se siente atraído hacia el magnetismo que desprende la mansión al igual que nos sentimos atraídos hacia la magia de las películas del estudio. Ello se consigue creando una atmósfera de misterio que va creciendo a lo largo de la película y que mantiene enganchado al espectador.
La historia sufre un cambio de ritmo cuando nos introduce al personaje de Marnie, un personaje que es la contrapartida de Anna y que sí refleja el espíritu tradicional de los protagonistas femeninos del Studio Ghibli. Así, es una chica muy alegre, optimista, con mucha vitalidad y a la que, por alguna extraña razón, Anna se siente atraída.
Esta parte de la historia se va sucediendo a través de los distintos encuentros entre ellas y que va forjando la amistad. Es quizás una parte que se queda un poco corta pero que mantiene el halo de misterio que se ha ido formando durante toda la película. A través de dichos encuentros, Anna se va convirtiendo en un personaje cada vez mucho más activo.
Debo confesar que me encanta la mecánica que se crea entre ambos personajes, el hecho de que sean tan contrarias añade un punto de interés a la trama. Es genial la forma en la que Marnie va llevando a Anna a su antojo, cómo le transmite su alegría, cómo le insufla de energía. Pero, a su vez, el espectador tiene la constancia de que cada vez se va acercando la hora de la despedida.
A mí me hubiera gustado que la historia hubiera seguido con este ritmo lento, desarrollando esta amistad, pero se produce un giro hacia lo dramático que, si bien te permite conocer los miedos de los personajes y concluir esta parte de la historia, se siente un cambio de ritmo demasiado acusado con respecto a la primera parte.
En la última parte, Anna con ayuda de una nueva amiga que recuerda irremediablemente al carácter de Marnie, termina de conocer la verdad sobre ésta y de qué manera está tan íntimamente ligada a ella. La resolución que se da a esta parte de la historia me ha gustado y decepcionado a partes iguales.
Me ha gustado porque llena de sentido a toda la historia y porque es una historia tan bella que no puedes evitar sentir lástima, pero también alegría por el personaje. Una historia que hace que termines de enamorarte del personaje de Marnie y que concluye con una visión esperanzadora respecto a Anna. Pero me hubiera gustado que se hubieran arriesgado más y que la relación entre Marnie y Anna hubiera derivado hacia una relación más sentimental, no tan familiar, aunque reconozco que la explicación otorgada por la película termina de otorgar sentido a toda la historia.
Tras este repaso de la película no puedo sino concluir que es una película de fantasmas llena de la magia del Studio Ghibli, que enternecerá a cualquiera que la vea enamorándose de las protagonistas del film. Una película enternecedora que nada tiene que envidiar, sin llegar a los mejores trabajos del estudio, a las películas realizadas por Miyazaki.
En cuanto a la animación, esta película es la conclusión de años y años de desarrollo en este aspecto, siempre fieles a la animación tradicional, con una gama de colores diferentes a la usual del estudio, pero siempre cargada de una gran belleza.
Y ahora, no queda sino terminar de despedirme, no sin cierta tristeza, hasta la publicación de la última película de Miyazaki, de este estudio que me ha otorgado tantos momentos y tantos sentimientos.
