En un mundo de fantasía, una pequeña tribu de costumbres ancestrales es arrasada por unos bárbaros que descubrirán una flor que otorga un poder incalculable. La lucha para conseguir y ejercer ese poder llevará a una era de tiranía sin precedentes.
The Spine of Night (EE. UU., 2021, Philip Gelatt, Morgan Galen King) es una película de animación con altas dosis de violencia y gore sin contemplaciones que bebe de las historias clásicas de espada y brujería y que tiene referentes claros como la archiconocida Heavy Metal (Canadá, 1981, Gerald Potterton).
Como no podía ser de otra manera, el eje vertebral del film es la codicia y la avaricia que conlleva tener el poder absoluto, y como el ser humano siempre cae en los mismos errores. ¿Por qué no se usa ese poder ilimitado para el bien? ¿Por qué parece que el único camino es el de someter y abusar de los que se pongan por delante?
Esta no es una película que profundice en demasía sobre estos aspectos. Tampoco es que sea muy original pero es honesta y ofrece algunos giros de guion que la hacen interesante hasta el final. La brutalidad y ensañamiento que representa tiene una naturalidad pasmosa con el contexto que representa y la experiencia global es muy satisfactoria.
Cabe decir que el tipo de animación (rotoscopia al más puro estilo El señor de los anillos de 1978) puede echar para atrás a más de uno pero la historia es lo suficiente inmersiva como para que el binomio arte-narrativa acaben funcionando a la perfección. El elenco de actores que dan voz a sus protagonistas es de lo más destacable: Lucy Lawless (la grandísima Xena, la princesa guerrera) en el papel de Tzod, Richard E. Grant (Star Wars: el ascenso de Skywalker, Gosford Park) en el papel del guardián o Joe Manganiello (Magic Mike, Cómo conocí a vuestra madre) como Mongrel.
En resumen, no será la mejor película de animación que hayan visto jamás pero cumple sobradamente y hará las delicias de los fans sedientos de historias adultas de espada y brujería.
