Película española estrenada en 2018. Está dirigida por Patricia Ferreira, escrita por Marta Sánchez y protagonizada por Carmen Machi, Adriana Ozores, Aitana Sánchez-Gijón, Dani Rovira, Pedro Casablanc y Pedro Miguel Martínez.
Empecé a ver la película con pocas expectativas ya que parecía una película cómica muy cutre, pero me equivoqué o, al menos, es mejor película de lo que pensaba. El plato fuerte de la película son las tres protagonistas, destacando el personaje interpretado por Adriana Ozores.
La película trata sobre Carmen, una madre que ha perdido a su hija e intenta terminar el proceso de adopción que inició su hija en vida. Así uno de los temas que se tratan en la obra es la relación entre una madre y su hija que la convierten en una película muy recomendable para ver en familia.
El film se va sucediendo a través de sucesivos gags con un humor absurdo, pero que consigue su propósito y termina con un final que, como sucede en este tipo de películas, no destaca por su verosimilitud pero que te deja con una pequeña sonrisa. En la película se pueden observar diferentes localizaciones de Vietnam bastante bonitas que te dejarán con ganas de visitar el país, pero se siente en falta haber profundizado más sobre la sociedad vietnamita ya que quitando un par de gags bromeando sobre los prejuicios que tenemos sobre los vietnamitas, podría haber ocurrido en cualquier otro país.
El elenco de la película es estupendo, destacando el trío protagonista, que tiene mucha química entre sí y te consigue transmitir la relación de amistad entre ambas, consiguiendo que personajes tan estereotipados (con ciertos tópicos que ya están algo agotados) resulten agradables. Dani Rovira me sorprendió haciendo de homosexual ya que, sin llegar al nivel de las tres protagonistas, hace un papel muy correcto.
Lo más bonito de la película es la reflexión final sobre la familia, una reflexión quizás muy típica y algo infantil, pero que te deja satisfecho.
En fin, una película para pasar el rato que me sorprendió porque pensaba que iba a ser algo más terrible. No tiene más pretensiones que crear un buen momento en el espectador y lo consigue. Aunque, eso sí, la publicidad que le dieron a la película con ese ridículo cartel es la peor decisión que podrían haber tomado.
