Quizá por los tiempos que nos ha tocado vivir hay más nostalgia del pasado que nunca. Eso de «cualquier tiempo pasado fue mejor» para muchos cobra sentido y pasa sobre todo con los 80 y 90. Lo vemos continuamente en el cine, la música, la televisión, revisionando y reescuchando una y otra vez sus referentes. Uno de ellos es sin duda el grupo Hombres G, que han sabido ser estrellas en esa época y
mantenerse en primera línea década tras década, sin sonar a antiguo, todo lo contrario.
A ese mérito le faltaba la guinda, que era una película musical, que no un musical (aunque haya algún número durante el metraje) dedicado a este grupo mítico pero también a una época que sigue siendo un marco referencial no solo para esa generación sino para las que le han seguido. ‘Voy a pasármelo’ bien es pura nostalgia y entretenimiento, sin mayores pretensiones o quizá con la mayor de ellas: el recuerdo con la sonrisa perenne en nuestro rostro.
ESCENARIO Y FONDO MUSICAL
La película que dirige David Serrano (‘Días de fútbol’, ‘Días de cine’, la serie ‘Vota Juan’) nos sumerge en el Valladolid de finales de los 80 y en el de la actualidad, con la fórmula de narración paralela de los protagonistas de niños y de adultos, y como no con una historia de amor que vertebra toda la película, o mejor dicho, un amor infantil y un reencuentro décadas después en la misma ciudad.
Los actores adultos empatizas con ellos pero sin duda los verdaderos protagonistas son los niños, con esa historia típica pero que nunca falla de amor juvenil, con el trasfondo del colegio y sus pandillas, jerga ochentera, abusones, empollones, etc. Los que vivimos esa época como niños y además precisamente en Valladolid no podemos por menos que emocionarnos y reconocernos. Y de fondo la banda sonora de un grupo como Hombres G. La pega es que no hay mucha variedad de repertorio durante la película
pero como decíamos el director prefiere centrarse más en la historia que ser un film en continuo homenaje al grupo.
MUSICAL CON VOCACIÓN HUMILDE
Quizá conscientemente el director ha querido dar a la película ese aire desenfadado e incluso humilde, como homenaje también a las dos películas que rodaron los propios Hombres G. Pero si en ese momento eran unos chavales adorados por miles de fans, ahora son unos músicos con décadas de carrera a sus espaldas y un prestigio que no ha impedido que esos fans continúen admirándoles y transmitiendo a sus hijos esa época inolvidable.
Quizá por eso David Serrano no se ha centrado tanto en los números musicales, y los pocos que hay los ha dotado de mucha sencillez y naturalidad, con un aire a lo ‘La La Land’, totalmente alejado por tanto del musical clásico o de otras propuestas patrias como ‘Al otro lado de la cama’. Aquí la sofisticación no puede ni asomar, y todo tiene que ser natural, reconocible, recordable y disfrutable. Y vaya si lo consigue, a pesar de esfuerzos no del todo recompensados como la ambientación del Valladolid de los ochenta, muy complicado porque esa ciudad ya no existe debido al cambio estético radical de la ciudad en estas décadas.
Sin embargo, te olvidas pronto de ello y te sumerges en esta sencilla historia de los críos y el reencuentro de adultos. Una película ideal para ver en familia porque la disfrutarán por igual, aunque por diferentes motivos, los adultos y los niños, y si aún no les habían inculcado el amor por los Hombres G, con este film seguramente ‘caigan’.
Estreno: 12 de agosto en cines.
