«Yo, Orígenes»: Los mundos sutiles de Mike Cahill.

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El uso que Mike Cahill hace de la ciencia para plantear cuestiones básicas de la condición humana, como pueden ser, la muerte, la fe, el amor, sinceramente son muy interesantes, como un eco lejano del cine Andrei Tarkovsky (1932-86).
Another Earth (2011), planteaba la cuestión de las vidas paralelas para indagar en la idea de las segundas oportunidades. Con ésta última película ha ido un poco mas lejos, parece ser que lo suficiente como para que en la reciente edición del Festival de Sitges se llevara el máximo galardón y no se le puede quitar éste merito ya que la nueva historia de Mike Cahill viene cargada de reflexiones y propuestas muy interesantes.

Ian Gray, un estudiante de biología molecular especializado en la evolución del ojo humano, conoce a una misteriosa mujer cuyo iris es multicolor. Años después, su investigación lo lleva a hacer un descubrimiento asombroso, que podría cambiar la forma en que percibimos nuestra existencia.
 
Es la incursión de esta bella fémina la que trastoca las bases las científico. La Fe, por medio del amor romántico, entra en el mundo de un científico concienzudo en desligar “la creación” con los motivos religiosos. Los actores Michael Pitt y Astrid Berges-Frisbey, con su excelentes dotes, redondean el sustento de ésta película, si su trabajo hubiera fallado todo se hubiera desmoronado.

 
El resto está subrayado por un trabajo de atrevimiento del escritor y director. Que planifica el resto de la trama como la búsqueda de la redención, con sutileza, buen gusto y sobriedad, y esto sin perder de vista el trabajo formal. Una cámara que sigue a los personajes en sus relatos y que va construyendo desde la sutileza de la que hablábamos, las dosis perfectas de espectacularidad emocional.
 
Nos espera un gran devenir por parte de la inteligencia de este joven autor. No hay que perderlo de vista.